



Volver a los diecisiete después de vivir un siglo
es como descifrar signos sin ser sabio competente
volver a ser de repente tan frágil como un segundo
volver a sentir profundo como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo en este instante fecundo
Se va enredando enredando, como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando como el musguito en la piedra
como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí
Mi paso retrocedido, cuando el de ustedes avanza
el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido
con todo su colorido se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena con que nos ata el destino
es como un día bendecido que alumbra mi alma serena
No, no quiero volver a los diecisiete, pero hay un desfase entre mi
cerebro y mi cuerpo. Mi cerebro está lúcido, claro un poco
desmemoriado y a veces confundido, pero ¿quién no?, pero mi cuerpo
definitivamente me hace notar que el camino recorrido es laaargo ya.
Hoy me decidí a arreglar el jardín, y, ni corta ni perezosa, me armé
detijeras podadoras, guantes, pala, azadón, y a trabajar se ha dicho.
Bajo el sol del tardío verano quiteño pasé 6 horas removiendo,
cortando,sembrando, trasplantando… fue un buen día; pero después de
eso, cada músculo de mi cuerpo protestaba en forma muy dolorosa.
Cada articulación hinchada y palpitante me decía: Hey, ya te
fregaste,vas a tener una difícil noche.
Debido a esto, y acorde con la modernidad, me he puesto a pensar
en unas actualizaciones del hardware y del software totalmente
indispensables. Por ejemplo: unas articulaciones de poner y sacar;
se podrían comprar por tallas, en tiendas especializadas;claro que
sería menester una temporada de prueba. Chips de memoria adicional,
se podrían encargar de acuerdo a las necesidades (las mías serían de
algunos giga bites). Antivirus con actualizaciones automáticas para
no sufrir ataques sorpresivos de virus ni de gusanos.
Actualizaciones para mejorar la velocidad de reacción aunque no
lleguemos ni a celerón, y podríamos pensar en muchas modernidades
más.
Pero, por otro lado, las páginas especializadasen computación dicen
que un pc es obsoleto después de dos años de haber salido al
mercado; entonces, en mi caso sería treinta y ocho veces obsoleta
jajajajajaj. Creo que prefiero quedarme analógica y poder andar
(o hasta cojear) en este mundo un chance más.
Ni modo, a batallar con lo que tenemos…
Fueron las queridas que me comentaban: "supe esto, supe aquello..."
y yo curiosa
-¿Hablaste?
-No, leí en su blog
-Ahhh, ya…
Me dijeron el nombre, entonces te encontré y te he leído con placer. A veces con una mezcla de risa y llanto, pero nunca juzgándote.
No fue mi intención invadir tu privacidad, ni cortar tu expresividad, ni fisgonear en tus recónditos secretos; solo entenderte más, estar más cerca, conocerte mejor.
Tus palabras me han emocionado, me han arrancado lágrimas; me he reído y he disfrutado con ellas. Han sido para mí una grata compañía. Ni me han molestado ni me han incomodado; sí me han dado en qué pensar, me han hecho reflexionar.
Te he encontrado fresca, segura de ti misma, sincera, inteligente, graciosa, humana, y me ha dado mucho gusto leerte. No solo eso, me has contagiado de tus ganas de escribir. Porque la comunicación es de ida y vuelta, ¿no? y no quiero que ninguna de las dos sienta que quedaron cosas que hubiéramos querido decirnos y la otra ya no las oyó.
¿Crees acaso que lo que has vivido, sufrido o gozado es muy diferente de lo mío? Somos madres las dos y seguramente sentimos lo mismo. Una inmensa afinidad con quien hemos disfrutado de nueve meses de identificación total. Eso nos da la capacidad de conocernos la una a la otra más allá de cualquier apariencia.
Nada me asusta, nada me extraña, nada de lo que has dicho me incomoda o me asombra. Sé tu misma, olvídate de mí cuando escribas. Estás en este mundo para vivir a tu manera y no seré yo quien te coarte en lo absoluto.
Mi decisión es respetar tus espacios, por eso no comento, y si te sientes incómoda puedo hasta dejar de leerte.
Un estrecho abrazo, mi querida.
.
Esta bitácora es un intento de derribar mis murallas, de no parapetarme tanto, de no protegerme con uñas y dientes, Escribo para mí misma, para procesar mis pensamientos, para ordenarlos, para guardarlos, para recordarlos; pero también me desnudo para quien quiera leerlos. Y me tranquilizo pensando que en el inmenso ciberespacio nadie me encontrará; y los que me encuentren seguramente serán los que me conocen lo suficiente y para quienes estas palabras solo serán una confesión de parte.
Al fin y al cabo soy una ciudadana común y silvestre ¿Qué podría contar yo de novedoso o extraño que no haya sido dicho en repetidas ocasiones, y por voces más autorizadas que la mía?
Así es que me decido a usar este espacio a mi antojo, que suficientes tapujos me he puesto ya en la vida.
Nos enseñan a leer, a escribir, a conducir, a cocinar; a casi cualquier cosa que se nos ocurra; pero nadie nos enseña a ser madre o padre. Esto lo aprendemos solos, a lo largo de la vida, en un continuo ir y venir de aciertos y desatinos.
Aprendemos contrastando lo que hicieron con nosotros, mirando a los demás y eligiendo lo que nos parece mejor, leyendo todo lo que podemos sobre el tema, conversando, preguntando, reflexionando, probando y probando en un interminable reajuste de conceptos, y seguro que cometemos muchos errores.
Ahora miro hacia atrás y me ruborizo por todo lo que hice mal.
Ayyy, si pudiera volver sobre mis pasos... Sería más flexible, menos exigente, más tolerante, menos impositiva, más suave, menos violenta, más cómplice. Pero ¿habría sido eso posible??? Tal vez no. Voy puliéndome, como las piedras del río, con años de lijarme entre piedras y arena, y ahora soy como soy; antes era como podía. Pero qué vamos a hacer; está hecho. Solamente nos queda enmendar los entuertos como se pueda.
Y, no es fácil. Cada error deja un profundo rastro y marca para siempre, o hasta que cada una decide tomar las riendas de la propia vida y enderezarla como pueda.
Cómo quisiera que fuéramos como dunas en las que las huellas quedan solo hasta que una fuerte brisa las borra. Pero, habría un grave problema… se borrarían las buenas y las malas, ¿no?
Solo espero que abunden huellas de las buenas; de las que nos hacen más solidarios, más honestos, más sensibles, más respetuosos, más tolerantes, más humanos. Que en el balance definitivo quede un saldo a favor.
Y me consuelo a mí misma; sí, veo al fruto de mis amores y me pongo como una pava real, inflada del puro orgullo. Claro que en chiquis pienso y me pregunto ¿cuánto es por mí y cuánto a pesar de mí?
Queridas mías, las abrazo con enorme ternura, beso sus heridas, y tengo la firme esperanza de que la vida me dará la oportunidad de ayudarles a sanar.
Yo quería que mi bitácora se llamara nido vacío, pero claro el nombre fue rechazado a causa de la í; entonces me decidí por nido desierto; y, claro, este cambio de nombre me puso a pensar en la diferencia entre los dos. Y, ¡me ratifico! debería llamarse vacío.
Hace un mes levantó el vuelo la segunda de mis polluelas, hace tres días la primera. Y estos vuelos han cambiado mi vida.
Menos mal que el de la segunda es solo un reconocimiento del mundo. Ella volará lejos por tres meses y retornará al calor del sur. Sus alas se habrán tornado más fuertes, sus ojos habrán descubierto nuevos colores y miles de matices enriquecerán su mirada. Regresará renovada por la experiencia.
El vuelo de la primera cruzó el océano y durará mucho, mucho más tiempo. Se fue ligera de equipaje, como conviene cuando una no tiene fecha de regreso. Nada quedó pendiente en estos lares y podrá empezar una nueva vida liviana y sin peso muerto.
Durante el último mes nos acompañamos la una a la otra a todo lado, como no lo habíamos hecho en mucho tiempo. Disfruté cada momento de su compañía.
¡Que la brisa sea ligera y cálida! ¡Que el vuelo sea placentero!
Escribí lo anterior hace un mes y medio.