Yo quería que mi bitácora se llamara nido vacío, pero claro el nombre fue rechazado a causa de la í; entonces me decidí por nido desierto; y, claro, este cambio de nombre me puso a pensar en la diferencia entre los dos. Y, ¡me ratifico! debería llamarse vacío.
Hace un mes levantó el vuelo la segunda de mis polluelas, hace tres días la primera. Y estos vuelos han cambiado mi vida.
Menos mal que el de la segunda es solo un reconocimiento del mundo. Ella volará lejos por tres meses y retornará al calor del sur. Sus alas se habrán tornado más fuertes, sus ojos habrán descubierto nuevos colores y miles de matices enriquecerán su mirada. Regresará renovada por la experiencia.
El vuelo de la primera cruzó el océano y durará mucho, mucho más tiempo. Se fue ligera de equipaje, como conviene cuando una no tiene fecha de regreso. Nada quedó pendiente en estos lares y podrá empezar una nueva vida liviana y sin peso muerto.
Durante el último mes nos acompañamos la una a la otra a todo lado, como no lo habíamos hecho en mucho tiempo. Disfruté cada momento de su compañía.
¡Que la brisa sea ligera y cálida! ¡Que el vuelo sea placentero!
Escribí lo anterior hace un mes y medio.
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